En el tejido de la investigación científica, la lucha por la equidad de género no es una opción, es un compromiso ineludible. En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el cual se conmemora cada 11 de febrero, se debe enfatizar en la necesidad de derribar las barreras que aún obstaculizan la plena participación de las mujeres en la creación y difusión del conocimiento científico.
La desigualdad de género sigue siendo un desafío global, y América Latina y el Caribe no son la excepción. Según la UNESCO, solo el 33% de las personas que investigan en el mundo son mujeres. En esta región, la disparidad varía, aunque vale la pena destacar que Venezuela es el país en la región que registra la menor brecha de género en la ciencia con el 61% de participación de mujeres. En este ranking, Colombia se posiciona como el cuarto país con mayor brecha de género en la ciencia (Albornoz, et al., 2018).
La perspectiva de género en la ciencia ha cobrado relevancia al resaltar la limitada participación de las mujeres en la producción del conocimiento científico y tecnológico. Estudios revelan la complejidad de esta relación, con algunas regiones mostrando una equidad relativa, mientras que en otros lugares la falta de inclusión de datos detallados dificulta un análisis más preciso (Santin & Caregnato 2020).
En el ámbito científico, la subrepresentación de mujeres se ve influenciada por diversos factores, tales como prejuicios, discriminación, estereotipos y disparidades salariales. Además, las mujeres enfrentan desafíos adicionales, incluyendo la ausencia de modelos femeninos, oportunidades desiguales y sesgos de género. (Morales & Morales, 2020).
A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado múltiples barreras en el ámbito científico, desde la invisibilización hasta la limitación en el acceso a la formación e investigación (Albornoz, et al., 2018). Estas dificultades se ven agravadas por situaciones de abusos, comportamientos sexistas, misóginos, discriminatorios y actitudes menospreciativas, que afectan negativamente la vida de las investigadoras y, en muchos casos, llevan a que abandonen sus carreras y sueños (Sáez, 2021).
A pesar de estos desafíos, en especial la normalización de la violencia de género, lo cual dificulta aún más abordar las causas subyacentes de esta problemática (Evangelista, 2019), el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia conmemora los avances y destaca el papel fundamental de las mujeres en la ciencia y la tecnología.
En este orden de ideas, la igualdad de oportunidades, garantías y reconocimiento, son el primer paso para la eliminación de brechas de género, en aras de construir un futuro en el que mujeres y hombres contribuyan por igual al avance del conocimiento científico y la apropiación social del conocimiento.
En este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Fundación Apeiba hace un llamado a la acción para impulsar escenarios de una cultura científica con conciencia de género e incluyente, donde la participación de las mujeres resalte ante las adversidades que impone el patriarcado.
En este significativo día, la Fundación Apeiba desea resaltar la invaluable labor de las mujeres y las niñas en el campo científico, que contribuye de manera significativa a encontrar soluciones para los diversos desafíos que enfrenta nuestro planeta. Es un compromiso de todos abogar por su bienestar y alzar la voz siempre que sea necesario en situaciones que vulneren sus derechos.
Por último, la Fundación Apeiba hace un especial reconocimiento a María Constanza Meza Elizalde, mamá, Ingeniera Forestal de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, MSc. en Manejo Uso y Conservación del Bosque de la misma universidad y PhD. en Biología de la Universidad Nacional de Colombia. Quien ha dedicado su carrera laboral y científica al estudio de los Incendios Forestales y el Manejo Integral del Fuego. Además, ha trabajado arduamente por reivindicar el rol de las mujeres en el ámbito científico, académico y social. Nos sentimos profundamente orgullosos de contar con ella como parte integral de la familia Apeiba.
Referencias:
Albornoz, M., Barrere, R., Matas, L., Osorio, L., & Sokil, J. (2018). Las brechas de género en la producción científica Iberoamericana. Papeles del Observatorio Nº 09. Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la Organización de Estados Iberoamericanos (OCTS-OEI). http://www.ricyt.org/wp-content/uploads/2018/10/files_Estado-de-la-Ciencia-2018_E_2018_BRECHAS_GENERO.pdf
Evangelista-García, Angélica Aremy. (2019). Normalización de la violencia de género cómo obstáculo metodológico para su comprensión. Nómadas, (51), 85-97. https://doi.org/10.30578/nomadas.n51a5
Morales Inga, S., & Morales Tristán, O. (2020). ¿Por qué hay pocas mujeres científicas? Una revisión de literatura sobre la brecha de género en carreras STEM. https://repositorio.esan.edu.pe/handle/20.500.12640/2501
Sáez, Cristina. (2021) El #MeToo empieza a calar en el mundo científico (pero lentamente) – Ciencia Contada en Español. https://www.agenciasinc.es/Reportajes/El-MeToo-empieza-a-calar-en-el-mundo-cientifico-pero-lentamente
Santin, D. M., & Caregnato, S. E. (2020). Concentración y desigualdad científica en América Latina y el Caribe a principios del siglo XXI: Un estudio cienciométrico. Información, cultura y sociedad, (43), 13-30. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-17402020000200013&script=sci_arttext
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